Alejandro Martínez, un reconocido periodista de 57 años, no era un extraño a las coberturas de noticias que lo llevaban a escenarios de crímenes y accidentes mortales en Celaya, una ciudad ubicada en la zona central de México. Esta región ha sido testigo de un alarmante aumento en la violencia, con un incremento notable en los casos de homicidio que marcan la cotidianidad de sus habitantes.
El trabajo de Martínez era tan arriesgado que contaba con un equipo de seguridad, asignado por el gobierno local, que lo acompañaba y lo trasladaba a los diferentes lugares desde donde reportaba. Sin embargo, a pesar de la protección que le brindaban estos agentes, no pudieron evitar que su vida fuera truncada de manera violenta. El domingo pasado, atacantes desconocidos le arrebataron la vida.
La tragedia ocurrió poco después de que Martínez concluyera una transmisión en vivo a través de Facebook, en la que cubría un accidente de tráfico en una carretera cercana a la ciudad. Mientras se encontraba a bordo de un vehículo policial, regresando a Celaya, fue sorprendido por unos agresores que se acercaron en otro automóvil y le dispararon. Durante el ataque, los dos agentes de tránsito que lo acompañaban también resultaron heridos.
“Bueno, amigos, yo ya me voy”, había comentado minutos antes de su fatal encuentro a sus seguidores en lo que sería su última emisión en vivo. “Les agradezco de verdad el favor de su atención, que aguanten y soporten las sandeces que diga”, añadió, sin imaginar que esas palabras serían su despedida.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana de Celaya emitió un comunicado informando que los agentes de policía, tras el ataque, trasladaron de inmediato a Martínez a un hospital cercano, donde lamentablemente falleció poco después. Según reportes de medios locales, al menos tres balazos fueron visibles en el vehículo donde se encontraba el periodista.
La muerte de Alejandro Martínez resalta la creciente peligrosidad que enfrentan los periodistas en México, un país donde la violencia contra la prensa ha ido en aumento, convirtiéndose en una preocupación grave que demanda la atención de las autoridades y la sociedad en general.
