Recorriendo el país vestida de blanco y con rosarios colgando del cuello, María Corina Machado se ha convertido en un símbolo de esperanza para muchos venezolanos. Las lágrimas de las mujeres y las súplicas de los hombres la rodean en cada paso que da. La reciente detención de su jefe de escoltas la dejó desprotegida, pero su valentía no ha menguado.
En un escenario improvisado sobre el parabrisas de su humilde auto, sus seguidores se abalanzan para tocarla, entregándole muestras de devoción como retratos dibujados a mano. En una de esas imágenes, María Corina Machado aparece resguardada por la bandera venezolana y los brazos de Jesucristo, reflejando la fe y la confianza que depositan en ella.
A sus 56 años, Machado se ha convertido en la líder de la oposición que despierta más temor en el partido gobernante en Venezuela. En un corto periodo de tiempo, ha pasado de los márgenes de la política a construir un movimiento social poderoso, capaz de movilizar a miles de personas en las calles y potencialmente a millones en las urnas electorales.
Aunque no se presentó como candidata en las últimas elecciones presidenciales, es la fuerza impulsora detrás del principal candidato opositor, el poco conocido diplomático Edmundo González.
La movilización liderada por Machado surge después de años de apatía política en Venezuela, marcados por la represión de protestas y la detención de disidentes por parte del gobierno de Nicolás Maduro, lo que ha contribuido a un importante éxodo de la población del país.
