Este mes, la avenida principal de São Paulo se vio inundada por una marea de personas ondeando la bandera verde y amarilla de Brasil, todas hipnotizadas por una figura imponente que se alzaba sobre un camión equipado con potentes bocinas.
Desde una vista aérea, la escena podría haberse asemejado a uno de los numerosos mítines políticos celebrados en ese mismo lugar por el polémico expresidente Jair Bolsonaro, conocido por su postura de extrema derecha y por declarar públicamente que no podría amar a un hijo homosexual. Sin embargo, un detalle revelador, la presencia de una enorme bandera arcoíris, delataba la verdadera naturaleza del acontecimiento.
En realidad, se trataba de uno de los desfiles del Orgullo más grandes del mundo, y la persona que se encontraba en la cima del camión de sonido era Phabullo Rodrigues da Silva, conocido artísticamente como Pabllo Vittar, un joven de 30 años que creció en el norte de Brasil, hijo de una madre soltera de clase trabajadora.
Ante la multitud, Pabllo Vittar, una drag queen de 1,87 metros de estatura, se presentaba con una llamativa camiseta corta de la selección brasileña y shorts de mezclilla rotos, siendo una de las estrellas del pop más aclamadas en este país de 203 millones de habitantes.
Entre aplausos y vítores, Vittar animó a la multitud, en la que se destacaban personas ataviadas con tangas y medias de malla, instándoles a vestir los colores nacionales para reclamar la bandera brasileña del movimiento de derecha liderado por Bolsonaro. “¡Es maravilloso verlos de verde y amarillo!”, exclamó. “¡Vamos a bailar!”, invitó, contagiando con su energía festiva a todos los presentes.
